El surrealismo figurativo es una tendencia pictórica y escultórica dentro del surrealismo, caracterizada el uso de formas reconocibles características del arte figurativo, incluso con detallismo fotográfico, pero para dar lugar a escenas oníricas (sueños y pesadillas), absurdas, monstruosas o vinculadas al subconsciente (obsesiones, fobias, neurosis, psicosis), totalmente alejadas de la pintura tradicional. Sus principales representantes son Salvador Dalí, René Magritte, Frida Kahlo, Max Ernst, Paul Delvaux, Estéfano Viu, entre otros.
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Características:
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Figuración con temática subjetiva de carácter onírico basada en las técnicas del inconsciente de Freud (el carácter figurativo desaparece en el llamado “surrealismo abstracto”).
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Interpretación de la realidad desde el sueño, inconsciente, magia e irracionalidad.
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Conjunción de imágenes dispares (reales o irreales), tanto en el tiempo como en el espacio.
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Además de lo onírico, representación de toda clase de simbologías, especialmente eróticas y sexuales.
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Creación de imágenes equívocas de manera que una misma cosa puede ser interpretada de varias maneras (principio de la “discordancia”), por ejemplo, una nube puede parecer la cabeza de un animal o bien otra cosa.
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Da importancia a lo paradójico, lo absurdo, la caducidad, la destrucción y lo misterioso.
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Los objetos y formas son despejados de su significación tradicional (principio de la “desorientación”), el observador queda desorientado, sin saber a qué atenerse.
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Toca todos los estilos: clásico, barroco, ingenuismo, futurismo, etc.
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Utilización espectacular de la perspectiva cónica exagerando la sensación de profundidad (creación de grandes espacios y lejanías).
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Creación en el cuadro de juegos perceptivos e ilusionísticos.
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Ejecución pictórica minuciosa con gran cuidado del dibujo y la figura (Dalí).
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Utilización del claroscuro y del color modelado.
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Invención de nuevos métodos y técnicas: pintura automática, frottage y grattage